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Atte.:
La Autora, Mirdautas Vrâs Nazgûl Skoiz.-

martes, 30 de septiembre de 2008

Guerra...





Quizá yazgo entre la madeja de cuerpos destrozados que mi espada ha empalado; miro hacia el cielo y no veo algo en mi mente. Todo está cubierto en niebla...por desgracia miro hacia atrás y no puedo olvidar el rostro de la gente a la que asesiné: no era temor lo que asomaba en sus ojos: era horror, no por su muerte, si no que por la agonía a la que los forzaba a caminar; degüellos, despellejos, amputaciones, flagelaciones, desangramiento; sólo a los fuertes era capaz de atravesar fulminantemente. Pero lo que mató tanto a mi mente como a mi alma y corazón, fue haberte encontrado cara a cara de pie allá en el horizonte: tu mirada penetrante, con tu alabarda en mano, mirándome fijamente, ambos ojos lacrimosos, dispuesto a pelear. Nunca pensé que llegaría el día en que nos ibamos a matar: lo triste, es que no fuimos capaces de hacerlo; nos lastimamos, nos dejamos agonizantes, pero ninguno murió.


...ninguno murió físicamente porque yo morí espiritualmente: con el dolor de mi corazón tuve que dar mi mejor batalla, sólo que tuve que enfrentarme a tí, y no fui capaz de darte un sólo arañazo, sólo esquivé los golpes que caían sobre mí, y me defendí; no fue una lucha justa, por que yo no hice que fuese justa. Mi debilidad por tí, por tu amor ha sido mi muerte...jamás seré...


Alguna vez pensé, sentí y creí ser fuerte, capaz de todo; ahora que te aproximas a mí, siento mi cuerpo desfallecer y no de temor, sino de no saber qué hacer. He peleado toda mi vida, he visto gente morir ante mis pies, nací con las armas a flor de piel, y ahora, mientras desciendo por esta escala, empuñándo mis espadas, con mi arco y flechas en la espalda predispuestas para matar, y mis tridentes en mis botas, la mirada seria, fija y penetrante en mi objetivo, dejándo que el viento y la brisa golpee y refresque mi rostro; por vez primera mi alma titubea ante el enemigo, ante la inminente batalla, solo que jamás creí que el enemigo al que DEBO hacer caer es a la persona que MÁS amo, y ni mi cuerpo, mi mente y mi ser entero lo soporta. Por vez primera, desisto de la pelea, pero tu no das chance y es demasiado tarde para detenerse a pensar: lo demás ya es historia...


Al atardecer, me levanto del árbol que me acogió durante el día, me duele todo, pero aún así mi camino he de seguir, aún sin saber cuál camino, por que he perdido mi norte. Lágrimas de dolor y angustia colman mi ser. Miro los pálidos rayos de luna que caen sobre el lago tímido, y de pronto no puedo creer lo que contemplo: tu viva imagen caminando entre los árboles del otro lado...quiero huir, quiero correr a darte un abrazo: tengo miedo. No sé si al verme me matarás o si me amarás, no estoy segura si dejarás de lado la guerra o de si darás ahínco a nuestro amor. De pronto te detienes y miras a tu alrededor, no me doy cuenta de que fijas tus ojos en mí: siento mi nuca helada...minutos después, veo tu figura delante de mí: me miras de soslayo, y tu sonrisa se deja entrever, mi corazón salta de emoción...te das la vuelta, tiras tus armas y con la mirada fija en el cielo, lentamente sonríes, siento la brisa en mi rostro que me trae tus palabras en un susurro dulzón: "...ven aquí pequeña...", mi ser no puede contenerse más y corre a tus brazos: en el momento justo en que los siento rodeándome y tus labios en los míos, soy la mujer más feliz del planeta entero!.


No dejo de llorar de la felicidad, ni tampoco de escuchar tus dulces palabras. Miro hacia el cielo y veo la Luna teñida de rojo: no lo entiendo...tus labios en mi oído susurran palabras que no quiero oír, cosas que mi ser no soporta, y sin darme cuenta, siento algo caliente en mi vientre: me haz atravesado con un puñal. Imágenes cruzan mis ojos: lágrimas en tu mirada, dolor en la mía, no hago nada para defenderme; siento que la guerra la perdí; siento que mi existencia es efímera, se me escapan las oportunidades entre los dedos y tu sigues allí de pie ante mi cuerpo adolorido y herido. Se me va la respiración, no siento mis pies y tengo frío: todo mi Ser tiene frío. Te acurrucas a mi lado y me haces cariño, veo que lloras pero no puedo hablar...desfallezco...se me acaba el aire...se detiene mi corazón, el mismo que no vacilé en entregarte...trato de oír a mi alrededor, pero lo único que ronda en mi mente, son las últimas palabras que escuché....miro la Luna y veo tu silueta convulsionada por el llanto: te acercas y besas mis labios, cierras mis párpados con tus tibias manos, escucho tu voz implorar perdón: sonrío ante esto y asiento... ...aún así no puedo dejar de pensar en lo que dijiste: "...perdóname amor, pero las guerras son las guerras..."



La última cosa que asoma en mi mente antes de dejar este vasto mundo, es la maldita pregunta que siempre me hice cuando te sentía lejos; ahora estas a mi lado y no noto la diferencia entre lo uno y lo otro...¿todo lo vale en la guerra del amor?.-

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Taake....