El otro día, me fijé que caminándo por la calle: la gente tiene la mirada opaca, triste, sin vida.
Escuchaba las conversaciones superflúas de las nenas colegialas y que para mi pesar, no eran ellas las únicas preocupadas de verse bien para, simplemente, ofrecerse: preocupadas de la vida del fulano y del sultano de la tele, comiéndo chatarra y embobados sin tener idea siquiera de lo que pasa a su alrededor: y observé a la gente y la misma situación se repetía una y otra y otra vez en todos: señoras con coche preocupadas de anestesiarse para poder soportar la vida y los contextos en las que la tienen sumergidas...abuelas reclamando contra la juventud sin respeto, universitarios y universitarias preocupados del carrete antes y despues de salir o entrar a clases....hombres adultos concentrados en mirar pasar a las mujeres para mirar el físico, hablar del fútbol, y preocupados sólo de tener dinero porque creen que la felicidad está en la plata: no es necesario interiorizarse más en sus palabras pues su convicción al hablarlas, en sus tonos de voces, con sus miradas frívolas e inquietantes, te lo dicen todo.
¿Acaso ya la felicidad no existe por su propia existencia?
¿Acaso mientras más frívolo y más cosas tengan y más bien luscan y menos se ocupen de cultivarse, son mejores?
Me pregunté a mí misma: es que acaso los que vivimos felices con lo que somos, con lo que hacemos y lo que tenemos estamos en extinción?
acaso un cargo, escalar, pisotear al de al lado, faltarle el respeto, etc. te sirve para ser más?
qué es ser más?
ser más feliz, ser más comprensible, solidario?
Acaso no nos agradaría que por todas las bellas cosas, los bellos actos, los bellos momentos, que muchas veces son efímeros, cortos, pequeños, hacemos la gran diferencia entre ser mecánicamente y ser vívidamente?
Y hubo una gran palabra que en mi mente se hizo cada vez más fuerte: MORBOSIDAD.
Es la morbosidad la que nos ha corrompido: es la morbosidad: el goce y el disfrute de la desgracia ajena la que nos hace más fuertes, es la morbosidad la que opaca toda la alegria de vivir: y es que son los errores que comente la gente los argumentos más fuertes y sostenidos para pasar sobre ella: y no nos damos cuenta hasta dónde el morbo nos tiene podridos.-
Escuchaba las conversaciones superflúas de las nenas colegialas y que para mi pesar, no eran ellas las únicas preocupadas de verse bien para, simplemente, ofrecerse: preocupadas de la vida del fulano y del sultano de la tele, comiéndo chatarra y embobados sin tener idea siquiera de lo que pasa a su alrededor: y observé a la gente y la misma situación se repetía una y otra y otra vez en todos: señoras con coche preocupadas de anestesiarse para poder soportar la vida y los contextos en las que la tienen sumergidas...abuelas reclamando contra la juventud sin respeto, universitarios y universitarias preocupados del carrete antes y despues de salir o entrar a clases....hombres adultos concentrados en mirar pasar a las mujeres para mirar el físico, hablar del fútbol, y preocupados sólo de tener dinero porque creen que la felicidad está en la plata: no es necesario interiorizarse más en sus palabras pues su convicción al hablarlas, en sus tonos de voces, con sus miradas frívolas e inquietantes, te lo dicen todo.
¿Acaso ya la felicidad no existe por su propia existencia?
¿Acaso mientras más frívolo y más cosas tengan y más bien luscan y menos se ocupen de cultivarse, son mejores?
Me pregunté a mí misma: es que acaso los que vivimos felices con lo que somos, con lo que hacemos y lo que tenemos estamos en extinción?
acaso un cargo, escalar, pisotear al de al lado, faltarle el respeto, etc. te sirve para ser más?
qué es ser más?
ser más feliz, ser más comprensible, solidario?
Acaso no nos agradaría que por todas las bellas cosas, los bellos actos, los bellos momentos, que muchas veces son efímeros, cortos, pequeños, hacemos la gran diferencia entre ser mecánicamente y ser vívidamente?
Y hubo una gran palabra que en mi mente se hizo cada vez más fuerte: MORBOSIDAD.
Es la morbosidad la que nos ha corrompido: es la morbosidad: el goce y el disfrute de la desgracia ajena la que nos hace más fuertes, es la morbosidad la que opaca toda la alegria de vivir: y es que son los errores que comente la gente los argumentos más fuertes y sostenidos para pasar sobre ella: y no nos damos cuenta hasta dónde el morbo nos tiene podridos.-
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